Me regalaron unas natillas de chocolate de leche de arroz hace varios días y las tenía en la nevera reservándolas como quien guarda un vino añejo para celebrar alguna ocasión. Pues no había mejor momento que ahora, mañana quizá no pueda. Sola, a oscuras y con los ojos cerrados. Cualquiera diría que celebraba una orgía. Y qué razón tenía... No es una parodia,...