Humana
6:15:00 p. m.
Hoy en un sueño he sentido cómo me iban guiando para
mostrarme quién soy, cuál es uno de los patrones más arraigados que tengo. Iba
pasando mi vida como aquellas películas mudas antiguas en las que se distinguía perfectamente cada fotograma... Hace un tiempo me di cuenta de ello, pero esta vez he podido
ser consciente de que este mecanismo opera en los detalles aparentemente más
superfluos.
Contrariamente a lo que pensaba que hacía, creo separación en vez de unión.
Querría saber el origen. Podría remontarme a mi infancia y
justificar o comprender la huella que dejó la soledad versus la otra cara de la
moneda: todo para mí. La marca inconfundible de la hija única.
Quizá ese origen no sea
suficiente y tengamos que remontarnos al inevitable trauma del destete o, más atrás aún, del corte del cordón umbilical. Son
frases que se suelen utilizar, que todos más o menos sabemos pero poco
reflexionamos sobre esos momentos.
Supongo que ese es el sufrimiento de todo ser humano, animal
o planta, pero tampoco creo que sea su origen. La experiencia parece que se
remonta al alma, y nosotros estamos destinados a experimentar su dolor desde el
primer segundo de la encarnación.
Es muy duro separarse de una inagotable fuente de amor, salir
del nido, de lo que a veces llaman paraíso. Cuanto más lejos de tu origen más
deseas volver a casa, pero hasta que no experimentamos el profundo vacío de la
soledad, de la individualidad y del ego, seguimos estirando y estirando la goma
elástica de la máscara hasta que por fin soltamos y nos revienta en la cara.
La verdad es que no he estudiado Psicología ni soy una
maestra espiritual, simplemente me atrevo a compartir lo que siento, pienso,
intuyo y aprendo jugando en esta realidad virtual. Que me perdonen la licencia.
He pasado la mayoría de
mi vida subida en un pedestal. Quizá me colocaron ahí, quizá fui pisando cabezas hasta
llegar a él, no lo sé. De cualquier manera, es un regalo envenenado y un deseo
inconsciente propio del mismo diablo, para que nos entendamos. Da igual el
origen de esa necesidad, la cuestión es que está y no sé muy bien si me quiero
bajar. Si me creo que el lugar que nos toca en esta vida es a ras del suelo, no
en los cielos, de verdad.
Solo me han hecho falta unos cuantos brotes psicóticos para
acceder a la inmensa luz y sombra que albergo, ni más ni menos. Así lo llaman
oficialmente los médicos, pero oye, que quizá ellos no han estudiado lo que es
un tortazo simultáneo de Urano por el Ascendente, Mercurio y el Sol mientras
Plutón pretende dejar claro quién manda desde el Medio Cielo. Lo que es visto
desde fuera como un trastorno mental para mí ha sido una apertura en canal.
Algo así como estar acostumbrada a vivir en un pueblito incomunicada, donde de
vez en cuando llegaba alguna carta, y que de repente el alcalde ponga la fibra
óptica de MoviSTAR, te regalen el
último modelo de SamSUNg y tus
amigos (y enemigos del mismísimo infierno) se líen a crear grupos de Whatsapp para felicitarte
la Navidad. El sistema colapsa, ponte tú a buscarle el sentido al dibujo de una
caca sonriente. La paranoia está asegurada.
No sé si me ha quedado una introducción un poco larga...
jaja, supongo que es difícil desnudarse sabiendo que llevas puestas tus peores
bragas.
Es gracioso que la Astrología tradicional llame a Venus
"el benéfico menor", cuando siento que es un pequeño chip
manipulador.
Hay muchas maneras de subir al pedestal, una puede ser a la
fuerza, pero casi tiene más gracia esta:
Hay personas que somos expertas en ganarnos la simpatía de
otros simplemente yendo de buenas por la vida. Creo que ha sido mi caso.
Es un mecanismo de supervivencia como otro cualquiera, una de
esas máscaras venecianas tan espectaculares que ocultaban las más sucias
intenciones de los gánsters, lo que hoy en día podría ser el maquillaje. Somos
unas auténticas artistas del camuflaje. Cuando alguien me dice lo guapa que
estoy siempre contesto que sé maquillarme muy bien. Cosas de Venus. ¿Y por qué
no voy a un evento solo con la propia piel sin ungüentos? Porque perdería privilegios.
Así de triste, o de razonable.
No hace falta ser mujer para hacer uso del poder de seducción.
Resulta que mi casa VII está regida por este planeta y acabo cayendo en las
redes de personas tremendamente encantadoras. Con sus buenos modales, una
educación ejemplar, de estos que no salen de casa sin conjuntar. Personas que
tienen el don de la gracia, la amabilidad, que saben que saben gustar. Tal
para cual. Así es la sociedad. En esa
misma área se encuentra Plutón, o sea que no nos dejemos engañar.
Las armas de Venus para gobernar el reino de los cielos
pueden ser muchas. Estoy pensando en la gula. ¡Qué capacidad de manipulación
tienen los anuncios de Carte d'Or! y lo bien que los imito cuando intento
conseguir un pequeño suspiro haciéndole fotos o vídeos a cualquiera de mis
guisos. O en la pereza y su habilidad para hacer que devoremos nuestro valioso
tiempo compinchándose con el sofá, la cama y los platos sin fregar. No se me
olvida la envidia. Esta faceta de mí la descubrí gracias al Eneagrama. ¡Qué
originales y diferentes queremos creernos pero cuánto deseo lo que tú tienes y
yo no poseo! Estamos de encierro. Podría seguir confesando mis pecados pero lo
dejaré aquí que cualquier escorpiano se puede enamorar.
¿De verdad estas virtudes merecen un pedestal? No son más que
maneras sibilinas enseñadas y aprendidas para aprovecharnos de las debilidades
de otros, de su necesidad de que los quieran, de su ansia de seguridad y de su
rechazo al dolor. ¡Ay...! ¡Qué bonita debía de ser la caja de Pandora!
Y, por cierto, mi Venus no es precisamente la reina de los
escotes, cosa que me hizo sufrir desde niña. Sin embargo se adaptó y descubrió
que se podía seducir con palabras, calentar las mentes de los de su casa VII
con jueguecitos, acertijos y algún que otro doble sentido.
A través del ingenio, el humor y la rapidez para captar y reírse
de las ironías de la vida, te llevará a su terreno. Así que, tampoco te dejes
engañar con este texto. Cada uno tiene su método.
Es broma.
Firmado: Venus en Géminis.
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